martes, 24 de julio de 2007

Crónicas del metro II - Seño's paranoicas

Últimamente la paranoia se ha apoderado de muchos de los habitantes del Distrito Federal, en especial de las señoras entraditas en años (más de 40 digamos).
Esto es más visible en el metro (¿Dónde más?) y particularmente en las horas pico.
Generalmente, la seño paranoica es difícil de diferenciar de entre todas las mujeres que toman este medio de transporte tan concurrido, pero para el ojo experto, basta una mirada a la susodicha para identificarla como una mujer trabajadora de la tercera edad aparentando menos edad de la que en realidad tiene gracias a cortes de pelo modernos, pelo amarillo pastoso como de paja con raíces negras, ropa a veces fodonga tipo burócrata (playerita - blusa de color chillante con falda - pantalón de vestir o pants) otras veces con rostro payasesco (super pintadas) mucho perfume barato y haciéndo gala de sus mejores garras...
Pero la verdadera forma de identificarlas es en su expresión. Llegan junto a ti como perseguídas por algo o alguien y molestas por cualquier razón (en especial si no les permites el paso que por cortesía se les debe).
Ya en su proceder son capaces de todo; desde empujarte para ganar un lugar (si es que lo hubiera) o entrar primero hasta apuñalarte con un desarmador si tienen prisa. (lo sé por experiencia).
Uno de sus comportamientos, documentado incluso en video, es la impaciencia, que se torna en toda clase actividades llevándolas a realizar proezas dignas de YouTube, así como molestándo a todo aquel que se atraviese en su camino.



Y cuidado y les digas algo porque te responderán con florido lenguaje (otra de sus características) ya que su condición no te permite ni siquiera pisar el suelo que Ellas pisan.
Parecen tener tendencia a considerarse víctimas pues si el sistema no les hace justicia, ellas lo harán por cuenta propia.
Este desorden parece tener su explicación en el hecho de que, como son mujeres, merecen llegar primero, que se les ceda el asiento, que no te atravieses en su camino, que el metro no se tarde, que puedan subir al vagón incluso por la ventana, entre otros.
Pero si les haces un comentario sobre su actitud, creen que les faltas al respeto y es ahí donde viene la sinfonía de mentadas y palabrejas que dejarían estupefacto al mismisimo Polo Polo.
En fin, lo mejor es evitarlas a toda costa y rezar para que no hagas algo que las altere más, porque no se sabe de qué pueden ser capaces...

Actulización.
He descubierto un nuevo espécimen de esta clase: la paranoica religiosa.
Ésta, a diferencia de la anterior, se muestra sumisa, temerosa y con reservas a abordar el metro, pero se da valor cargando un pequeño rosario y apretándolo fuertemente con sus manos rogándole protección contra la bola de hombres (porque claro, aborda el vagón de los hombres y no el de mujeres como debería) que solo ven en ella una indefensa criatura a la cual poder despojar de sus valores y dejarla al amparo del cielo....
¡¡¡Santo señor de Chalma!!! que debraye...
Se les puede descubrir por su ropa negra u oscura, generalmente pantalones y suéteres abotonados hasta el cuello y claro está, con su respectivo colguije: rosario, santito, relicario, etc. y buscando un poco en su bolsa, encontraremos seguramente una biblia, una botellita de agua bendita y una imagen de la virgen de Guadalupe y el Papa Juan Pablo II.

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