¿Quién no ha escuchado esa frase de "los caballeros ya no existen"?
Señores, que equivocados están. Por supuesto que existen y si no lo creen súbanse al metro y descúbranlo ustedes mismos.
Esta especie (eso si, en extinción o... ¿en auge?) es común en las horas pico en la mañana o en la tarde. Se distingue por la vehemencia con la que el Caballero (así en mayúsculas) defiende a su dama de empujones y aventones.
Utilizando su propio cuerpecito (puerquecito, generalmente) como escudo, estos verdaderos medievales se someten a las más agobiantes presiones dentro del transporte público para evitarle a su damisela el horror de que le den un rempujón debido a la inconciencia de los demás pasajeros que irracionalemente desean abordar el vagón (aunque esté a reventar) para llegar a su destino a tiempo.
Con una fuerza sobrehumana, el Caballero resiste todos los embates de sus antagónicos en pos de su amada, arriesgándose a una contractura muscular, calambre o incluso uno que otro pisotón, por su osadía de impedir el paso.
Todo esto será recompensado (?) por la dama en apuro que seguramente le agradecerá a su amado el haberle evitado golpear, empujar o incluso apuñalar a aquellos impertinentes que se cruzacen en su camino.
A ver ahora, ¿Quién duda de los Caballeros del Siglo XXI?
No hay comentarios:
Publicar un comentario