martes, 7 de agosto de 2007

Crónicas del metro III - El complejo de teibolera

Durante un trayecto en el metro uno se encuentra con bastantes especímenes raros e interesantes de estudiar. Hoy vamos a hablar de aquellos individuos e individuas que tienen el denominado complejo de teibolera.
Como su nombre lo indica, este síntoma tiene que ver con aquella actividad de esparcimiento para el ojo varonil. El Table Dance ha dado lugar a muchos fenómenos sociales tan diferentes como impensables, como el hecho de que hoy en día existan incluso cursos para aprender a bailar como estriper y dar un show a su pareja, hasta como forma de ejercicio....
Sin embargo, este complejo nada tiene que ver con el ejercicio o el romance (bueno con éste un poco) aunque su raíz sea la misma.
La persona que padece este trauma, es encontrada abrazada al poste de donde deberían sujetarse los pasajeros en el tren. Como ya muchos se imaginarán, esto causa tantos conflictos como escenas en el citado transporte. Incomodidades tales como no poderse agarrar del tubo, ir dando tumbos por el vagón, sujetarse de un señor rellenito para evitar caerse por un enfrenón del metro, etc.
El complejo de teibolera generalmente ataca a las mujeres que en su afán de seguridad, se embarran al tubo para sentirse protegidas al momento de la entrada de la marea humana en las horas de entrada o salida del trabajo. Pero no es único en las mujeres, ya que también algunos hombres experimentan esta inseguridad ante la pérdida de su posición privilegiada para bajar en la siguiente estación. A los caballeros no les gusta tanto abrazar el tubo, de hecho lo usan más para recargarse y lo toman de espaldas y con uno o ambos brazos arriba en posición levantador de pesas ejercitando tríceps, y si hay oportunidad, también recargan un pie en el tubo en posición garza.
El problema viene cuando alguien, en el freno inesperado del metro, busca desesperadamente asirse del poste de metal y encuentra en su camino a un tipo con este padecimiento. Lo menos es que lo empuje o se agarre de él mientras no se detenga el tren, pero como es de esperarse, el acomplejado se quejará de que lo molesten y no permitirá tan fácilmente que nadie se apropie del objeto de su fijación.
Vaya desde aquí la recomendación de tener cuidado con estas personas ya que, aunque no suelen ser agresivas, el teiboldans podría ser incluso ahora una disciplina marcial...

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