Llega un momento en que uno lleva bastante tiempo en un lugar que se siente agusto, como en casa.
Esto es común cuando vemos a la gente en el metro que se sienta en el suelo o se cuelga de los tubos. He entendido que es su lugar preferido. En donde se sienten como en la tranqulidad del hogar.
Y bueno que si los has usado por mas de 20 o 30 años, el metro es una extensión de tu vida. Es el lugar conocido que utilizas con familiaridad por el tiempo que pasas en él.
Tanto que conoces dónde te debes parar para bajar lo más cerca posible de las escaleras, dónde se encuentra la puerta más cercana o qué estaciones son las más propicias para una siestecita.
Pero lo de este hombre que vi ayer creo que es exagerado.
Era un tipo con algún problema en un pie por lo que usaba una muleta y para bajar por la escalera eléctrica decidió cambiarle su curso, ya que la escalera subía y él quería bajar.
Y le cambió el curso abriendo la puerta del control de la escalera sin que alguien le dijera nada y bajó como si fuera su escalera. Como si estuviera en su casa.
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