8:40 de la mañana. Un poco tarde para el trabajo pero con la tolerancia de 10 minutos estoy a salvo.
Como ya es algo tarde, no se llega a las tumultuosas manifestaciones de gente empujando en las entradas de los vagones. Pero nunca falta el que tiene prisa o el que anda de malas.
Dispuesto a bajar en la estación que sigue, pido al necio que se instala en la entrada con el afán de no dejar salir a nadie, permiso para acercarme a la puerta y anticipar mi salida para evitar empujones, golpes y una que otra mueca de molestia (aunque esto es de veras inevitable).
Así que me acerco y le digo al tipo ¿Me puedes dar permiso? A lo que no obtengo respuesta alguna.
Espero un poco de tiempo a que se le aclare la audición (pues tal vez quedó un poco sordo al estar tan cerca de la puerta y por consiguiente de la alarma que indica el cierre de ésta).
Esta vez le invoco con un poco más de volumen: ¿Me das permiso por favor? Obteniendo la misma respuesta...
Con un poco de molestia y esperando que al increparlo de esta manera logre algún tipo de efecto en él, comento: Una de las características de la inteligencia humana es poder descifrar un conjunto de elementos reconocibles e interpretarlos de manera que nos generen un conocimiento... Por ejemplo la lectura. ¿Estas leyendo el cartel frente a ti donde dice que no debes obstaculizar la salida?
Aquel tipo continuó impávido.
Entendí que tal vez era ciego o débil visual como para leer un cartel de 60 cms de alto con fuente arial a 60 pts...
Entonces opté por tratar de conocer a fondo el origen de semejante muestra de desinterés...
¿Sabes que la primera cualidad de la inteligencia es la capacidad de expresar palabras mediante un lenguaje? Es primordialmente lo que nos separa de los animales. Pregunté nuevamente.
De nuevo nada. Sólo una mirada entre furtiva y distante. como si tratara de poder decir algo sin atinar a saber que...
Y por último, al no obtener ni un gesto y desilusionado por lo mismo, comento:
Que bueno que confirmaste mis sospechas.
Como pude, al llegar a la estación, logré abrirme paso y salí para dirigirme al trabajo, dibujando una ligera sonrisa socarrona en mi rostro y pensando que a veces la evolución actua de maneras misteriosas.
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